Nació en Buenos Aires, Argentina. Pasó su adolescencia aquí, pero como pupilo en colegios ingleses. Cuando se liberó de lo que para él fue "la cárcel" buscó un instrumento de expresión y encontró la fotografía. Así, con sus jóvenes 18 años decidió perfeccionarse en el arte de capturar instantes irrepetibles y viajó a California, Estados Unidos. Estudió en el Brooks Institute, en donde se graduó con honores y se especializó en lo que más le gustaba y sabía hacer: fotografías industriales y científicas. Pronto encontró la monotonía de esa especialización y sin dudarlo tomó un avión a Londres en busca de nuevas experiencias. En Gran Bretaña trabajó con fotógrafos importantes en el rubro de la gráfica de automóviles. Una actividad que enriqueció su carrera. "Aprendí mucho, pero nuevamente me encontré en medio de la rutina", recuerda el profesional. Entonces, tomó otro avión, que lo llevó a New York. Allí conoció a dos jóvenes mujeres que le abrieron las puertas del mundo de la decoración y la arquitectura. Y de la mano de esos conocimientos adquiridos entró al ámbito editorial. Trabajó en revistas como House & Garden y Vogue. Mientras buscaba no aburrirse con su oficio y a la vez ganar dinero, iba descubriendo hacia dónde deseaba enfocar su carrera. "Sin embargo -aclara Verstraeten-, nunca pensé en cambiar de profesión. Desde que empecé supe que la fotografía era lo mío". Estando en los Estados Unidos se vio a sí mismo y entendió que había llegado el momento de crecer, de dar un salto. El país del norte no es el lugar más sencillo para lograrlo. Se puede vivir bien, pero para ganarse un lugar entre los grandes la batalla es desgarradora. Resultado: nuevamente subió a un avión. Esta vez era el viaje de regreso a Buenos Aires.
El primer contacto laboral que tuvo al llegar al país fue con la revista D&D, una de las más prestigiosas ediciones de decoración en la década del 90. A partir de ese primer trabajo se desencadenaron muchos otros. "Durante 5 años o más hice hasta cuatro notas por día para diferentes medios. Vivía con la cámara colgada del cuello", recuerda Verstraeten. Hasta que, como ocurre casi siempre en la vida, después de los picos llegan las pendientes. Ese tiempo parado lo ayudó a pensar y a nuevamente reencaminar su destino. Comenzaban los años 90 cuando conoció a su actual mujer, diseñadora gráfica, y empezaron a trabajar juntos. Abrieron el estudio. Nacieron sus dos hijas, que hoy tienen 9 y 7 años. Y en medio de tanto cambio fue cuando junto a otros pocos profesionales se dedicó a realizar los libros temáticos, hoy la actividad principal de su empresa. Después de muchos años haciendo un poco de todo dentro de su profesión y dejando atrás una adolescencia privada de libertad, hoy Xavier Verstraeten disfruta como nunca de tomar fotografías: "Cada proyecto es un trabajo de investigación histórica muy enriquecedor y variado". Podría decirse que el destino puede tomar el rumbo que uno desee, que cada persona puede cambiar su propia historia. Sin dudas, Verstraeten piensa de esa manera ya que para él, "la vida está llena de oportunidades". Siempre pasan por enfrente de uno. A veces no las vemos y otras las agarramos. Sólo es cuestión de estar alertas y de animarse a dar el paso". First, 1999